Como dice el
refrán “una imagen vale más que mil palabras” y quien habla de una imagen, habla
de un vídeo, una aplicación o la creación de un blog.
Desde hace ya
algunos años, la tecnología se ha convertido en un acompañante más en nuestro
día a día. Y como no, las hemos ido introduciendo en las aulas. Gracias a ella
podemos facilitar el aprendizaje, creando una sesión mucho más visual e
interactiva. Así, conseguiremos que el alumnado comprenda mejor los contenidos
a tratar y no se pierda en el transcurso de la sesión. Además, el acceso rápido
a la información, nos permite responder de manera más ágil a las cuestiones del
alumnado. Por ejemplo, la búsqueda del significado o la traducción de una
palabra. Nos posibilita, también, llevar a cabo una metodología basada en la
clase invertida e incluso, facilitar al alumnado herramientas y recursos para
que repase los contenidos dados y acceda a ellos siempre que lo necesite.
Sin embargo,
hay que tener en cuenta que no siempre tenemos acceso a la tecnología, sobre
todo en la escuela, donde en la mayoría de las ocasiones la conexión es muy
lenta o nula. Por eso, es necesario prever los problemas que puedan surgir y
elaborar un plan B basado en un sistema más tradicional.
En resumen, introducir
la tecnología en la enseñanza de lenguas lo considero un acierto tanto para el
docente como para el alumnado. Permite llevar a cabo una sesión mucho más amena
y mantener la atención de ambas partes. Aunque siempre hay que tener presente
que pueden surgir problemas técnicos en cualquier momento.
(La imagen es de creación propia a partir de una selección de imágenes tomadas de https://svgsilh.com)